Es una gilipollez. Todos lo hemos pensado, todos los sabemos. Amamos los 365 días del año. A tu pareja, a tus amigos, a tu familia, a conocidos y desconocidos, músicos, poetas, escritores, profesores, bomberos, informáticos, policías...
Cuando eres pequeña y llega un día como hoy, esperas una carta diciéndote cosas que solo años más tarde sabrás que son mentira. Mentíamos y no lo sabíamos. Pero la esperas.
Es casi tan doloroso un San Valentín amando si ser correspondido como un día de la madre sin ella, o un día del padre mientras él vive sin saber qué es de él. Unas navidades sin familia o un verano sin amigos.
Creo en la magia de regalar flores cualquier día del año. Creo en el poder de un beso a destiempo. De parar el tiempo con una mirada. Y por supuesto, creo que los sentimientos no son más grandes o mejores tan sólo un día del año.
Que yo, como tu, deje de creer en San Valentín. Y que como tu, tampoco espero que hoy me quieran más que ayer.
Hace un año, decía esto.
DmN.
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Acariciame el alma...