Fuimos dos adolescentes ardiendo como el fuego quema la madera virgen, fuimos aire y bailamos en el cielo, fuimos agua y acariciabamos los pies con las olas, fuimos el punto y aparte en los versos de Neruda y la despedida de Febrero. Fuimos tanto en tan poco espacio. Fuimos amantes escondidos, besos fugazes antes de coger el coche. Fuimos Madrid y fuimos Granada. Y con todo lo que fuimos, aun nos queda carne en el asador.
Somos dos piezas de un puzzle que SIEMPRE encajan, un quiero y no puedo, un sí y un quizá, unas manos y sus dedos. Somos lo que fuimos, y eso nunca cambiará.
Nunca seremos dos gotas de agua, ni bailaremos bajo el altar, probablemente no te vuelva a ver dentro de 3 años, pero si algo sé que nunca seremos, nunca actores del mismo guión.
DmN.
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Acariciame el alma...