lunes, 25 de marzo de 2013

Escalofrío.

Y yo me iba a poner a escribir sobre lo desconocido. No tengo derecho, así que no lo haré.
Pero tu sonrisa, tus canciones, el brillo de tus ojos, algún que otro lunar de tu espalda y tu corazón, están con él. De eso si que estoy segura.
Y de que fue un gran hombre, que tú, tu tienes la fuerza necesaria para echarle cojones a la vida y salir, y están en ti, te las enseñó él de pequeño, solo que ahora no quieren salir, o más que no quieren, no deben.
Alguien me enseñó que hay momentos para todo. También para rendir homenaje, para llorar, para echar de menos. Pero que, un día, sin más, todo ese dolor y esa rabia en consecuencia de que no va a haber momentos nuevos con él, todo eso se convierte en una tristeza eterna, pero que ya no duele tanto.
Hace casi dos años, una estrella brilla mucho mas fuerte en ese lugar donde, como tu bien dices, las personas se hacen eternas. Me consuela saber que allí va a estar él para esperarnos a todos los que vayamos detrás.
Y aunque puede sonar típico, y no por ello menos cierto, que te quiero, que te mereces sonreir, y que todas las lágrimas que el nunca quiso ver en tu cara, ni aún hoy, hagan de este momento, algo menos duro.
Tu amiga, que llora tu duelo desde hace dos días, que te aprecia.
Sara.

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Acariciame el alma...